sábado, 26 de octubre de 2013

¿A QUÉ EDAD APRENDEN LOS NIÑOS LOS COLORES?

Alrededor de su primer año de vida, tu hijo vive una etapa llena de descubrimientos. Observa y estudia todo lo que le rodea, su forma y su lugar en el espacio. Aunque ya puede discernir e identificar los objetos según su color predominante, aún necesitara tiempo para memorizar y nombrar los distintos tonos.
Por lo tanto no debes alarmarte si tu hijo se empeña un día en decir que su pelota es roja y al día siguiente que es amarilla. Para los niños de esta edad asociar el nombre de un color concreto a un objeto es aún complicado de entender. Son conceptos abstractos que tardará en asimilar. Si bien tú , en casa, puedes ayudarle a establecer las bases de este aprendizaje.
Para enseñarle los colores conviene comenzar a hacerlo de uno en uno, de forma progresiva y lógica, empezando por los primarios: azul, rojo y amarillo. El siguiente paso será asimilar los conceptos de claro y oscuro, y más adelante los colores secundarios.
Sin duda el color rojo es el más llamativo y atractivo para el pequeño y por lo tanto el más fácilmente reconocible. Elige este color para llamar su atención. Hazle saber que su coche es rojo y es muy bonito, como los tomates y las rosas. Así le haremos ver el coche que es rojo y el coche que no lo es. Una vez aprendido este concepto, ya puedes añadir un color más.
En tus conversaciones con él, acostúmbrate a añadir junto al nombre de cada cosa el color que le acompaña (toma el lazo rosa, doblo el pantalón marrón,...) , también puedes pedirle cosas según su color: ¿me das el rotulador verde?, en lugar de hacerlo así: ¿de qué color es este rotulador?.
También el momento de la comida es perfecto para enseñarle los colores de una forma amena. Nombrad los alimentos y sus colores. Otros juegos pueden ser: guardar en una caja distintos objetos de colores y pedirle que los saque según su nombre y color, o el cásico y sencillo juego del "Veo-Veo".
Fuente" TodoPapás"

domingo, 13 de octubre de 2013

COMO ENSEÑARLE A GATEAR


La etapa del gateo llega  cuando los niños son capaces de desplazarse a cuatro patas,  para algunos niños a partir de 6 meses, aunque muchos lo harán meses después y algunos nunca. Cada niño progresa a su ritmo.
El bebé, para gatear, tendrá que ser capaz de girar tumbado sobre si mismo, de levantar la parte superior de su tronco y cabeza ejerciendo fuerza con las manos en el suelo, de mantenerse sentado sin ayuda, etc.
A partir de ahí, su propia curiosidad le empujará a trasladarse para alcanzar todo aquello que llama su atención. Primero seguramente, lo hará arrastrándose, luego subirá las rodillas hacia la barriga cuando está boca abajo, y sentado se inclinará para coger cosas.
El gateo le va a aportar muchos beneficios:
- Favorecer la coordinación mano-ojo.
- Ayuda a la integración sensorial y la madurez del sistema nervioso.
- Tonifica el cuerpo y fortalece los músculos.
- Estimula la psicomotricidad y el equilibrio.
- Potencia el sentido del tacto.
- Desarrolla la visión.
- Aprende a adaptarse a su entorno, a orientarse, a tomar conciencia del espacio, las distancias, los tamaños, etc.

Para estimular el gateo
- Dejadle solo sentado rodeado de juguetes. Sitúa algunos cerca de él y otros más alejados para que tenga que desplazarse a cogerlos.
- Ofrécele cosas para que las coja, pero de forma que tenga que moverse para alcanzarlas.
- Coge una toalla y enróllala formando un rulo, colócala en el suelo y pon al bebé sobre ella. La toalla debe quedar a la altura de su barriguita. Elévala suavemente para que el bebé quede a cuatro patas. Si se anima a andar, acompaña su marcha sujetándole el cuerpo con la toalla.
- Juega a la carretilla con el bebé. Si ya tiene fuerza suficiente en los brazos para sostener y levantar su cuerpo, cógele de los muslos y deja que camine con las manos.
- Coloca obstáculos en su espacio de juego para que tenga que sortearlos (cojines, rulos de espuma, peluche...)
- Juega con él a andar a gatas. Querrá imitarte.

Cuidado con los peligros de la casa.
Cuando empieza a gatear, tiene libertad de decidir qué coge, hacia dónde dirigirse y cualquier rincón de la casa o cualquier objeto aparentemente inaccesible es una tentación para él.
No debes prohibirle explorar, debes revisar el área donde va a estar gateando, para ello, lo mejor es ponernos en su lugar, tirarnos al suelo y observar desde esa altura la habitación, seguro que descubrimos enchufes que  no están tapados, cajones que podemos cerrar con precinto, aristas y picos de muebles que son potencialmente peligrosos, etc.