martes, 26 de enero de 2010

EL CESTO DE LOS TESOROS

El cesto de los tesoros es una propuesta de juego dirigida a los niños de 6 a 10/12 meses. En esta edad pueden estarse sentados, pero aún no se desplazan demasiado del lugar.
Es una actividad de exploración. Para prepararla hace falta llenar un cesto de mimbre con objetos de uso cotidiano escogidos con el fin de proporcionar estímulo y experiencia a los cinco sentidos del niño: el descubrimiento y el desarrollo del tacto, el gusto, lo olfato, el oído, la vista y del sentido del movimiento del cuerpo.
Se trata de un conjunto especial de materiales, no de juguetes, que podemos encontrar por casa, confeccionar, recuperar de los comercios o bien comprar. Otros materiales no darían al niño referencias tan precisas de superficie, peso, temperatura, forma, color, olor, sonido, consistencia, etc.
El cesto de los tesoros proporciona al niño lo oportunidad de interesarse por muchas cosas que tiene en frente.
Sentado junto al cesto, puede desarrollar mejor su capacidad de coordinar ojo, mano y boca, puede acceder más fácilmente a los objetos y llevárselos a la boca para conocerlos.
Seguro que cuando el niño coge un objeto y lo examina, lo chupa o lo muerde, se pregunta: ¿qué es esto?
Un surtido satisfactorio da respuesta a su constante pregunta. Le facilita poder elegir aquello que más le interesa y favorece la curiosidad innata por descubrir las calidades y novedades de las cosas.
Con el cesto de los tesoros el niño aprende solo y por él mismo. El adulto, con su presencia y atención, le da seguridad y confianza.

Materiales que podemos incluir en el: cucharas de madera, espejos irrompibles, estropajos, esponjas, ovillos de lana, cintas de colores, botes de metal (cuidado de que no tengan bordes que corten), frutas naturales,... etc. Podemos ir cambiándolos conforme el niño se canse de algunos, así siempre habrá en el cesto cosas nuevas que descubrir.

Un consejo a los adultos: Pon a tu hijo cerca del cesto, y déjalo jugar y experimentar. No intervengas en su juego. Sólo obsérvalo y... disfruta de ver un genio en acción.



martes, 19 de enero de 2010

¿INGLÉS TAN PEQUEÑITO?... YES!!!


Ventajas de hablar dos idiomas
  • Favorece la atención. El aprendizaje simultáneo de dos lenguas tiene repercusiones positivas en las capacidades cognitivas de nuestro hijo.
  • Potencia la atención, la capacidad de cambiar de tarea con más rapidez y predispone al aprendizaje de otras lenguas.
  • Favorece la apertura mental. Cada idioma conlleva, más allá de los sonidos que escuchamos o los signos que vemos, una construcción verbal del mundo, una interpretación de lo que nos rodea.
  • Mayor facilidad para los idiomas. Un niño bilingüe aprende con más facilidad un tercer idioma. Sin embargo, hemos de plantearnos cuándo introducir la tercera lengua. Si no hay otro remedio y el niño se ve expuesto de forma natural a las tres lenguas (por ejemplo, el padre habla una, la madre otra, y el país en el que viven, otra) aprenderá las tres. Pero si es algo que planeamos de forma artificial y el niño no está inmerso en el contexto de los tres idiomas, es mejor esperar para programar la introducción de la tercera lengua.
  • No entorpece el aprendizaje de la lengua materna. El desarrollo del habla de un niño bilingüe será normal, aunque es posible que al principio mezcle sonidos de las dos lenguas y nos dé la impresión de que no arranca a hablar, o de que empieza a hablar más tarde. Pronto, no obstante, aprenderá a diferenciar bien los dos idiomas y utilizará cada uno en su contexto. Hacia los cinco años debe haber integrado la estructura de las dos lenguas.

¿Cómo se aprende el segundo idioma?

  • Igual que el primero. Inmerso en situaciones comunicativas, el niño escucha, imita y poco a poco va construyendo su propio lenguaje, siguiendo un orden.
  • Primero ensaya los sonidos de cada lengua; ya entre los cuatro y los seis meses el bebé es capaz de distinguir cuándo se comunican con él en idiomas diferentes observando la posición de la boca. Ellos imitan estas posiciones para obtener los mismos sonidos, que ensayan hasta el aburrimiento.
  • Al poco tiempo emitensus primeras palabras sueltas que utilizan en sentido amplio: es la famosa «holofrase», en la que la palabra «pan» significa «dame pan, por favor». Poco a poco van ampliando su vocabulario, diferenciando matices como el singular del plural y construyendo frases más complejas. En el plano sintáctico primero adquieren el tono interrogativo («¿parque?»), para luego añadir las partículas interrogativas («qué, cómo, cuánto») y luego integrarlo todo en frases complejas («¿cuánto falta para el parque?»).

Condiciones para adquirir una segunda lengua

Los niños deben empezar con la segunda lengua lo antes posible. Pero solo empezar antes no garantiza mejores resultados. Han de darse otras condiciones:
  • Cantidad: Muchas horas. Para alcanzar niveles nativos, el niño ha estar expuesto a los estímulos lingüísticos muchas horas, como parte de su rutina. No adquirimos nuestra primera lengua por completo hasta los doce años aproximadamente, y después seguimos mejorándola toda la vida.
  • Intensidad: El contacto con la otra lengua es eficaz cuando impregna la vida del niño. Por eso, cuando no se aprende en el hogar, son muy eficaces los programas de inmersión.
  • Necesidad o deseo de establecer comunicación. ¿Por qué si tenemos una relación sentimental con un extranjero adquirimos su lengua más rápido? La adquisición de un idioma depende del deseo de comunicarnos con otro, de la necesidad de hacerlo. Los niños aprenden a hablar una lengua para comunicarse con sus iguales.
  • Colegio bilingüe. Es una buena opción, favorece la inmersión si el colegio es bilingüe de verdad (con profesores bilingües). También es especialmente útil si en la familia se hablan dos lenguas y una de las dos corre el riesgo de perderse.
Autor: Iván Moreno
Asesora: Mª Teresa Naves, profesora asociada de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona.
Fuente: Revista Ser Padres


NOS CAMBIAN LOS PAÑALES

A menudo entendemos el cambio de pañal como una acción rutinaria, pero en realidad es una acividad cargada de afectividad, y quizá una de las pocas ocasiones en que el niño/a y el educador/a se encuentran tan cerca y de una manera tan estrecha e individualizada.
Precisamente esta proximidad es una excelente ocasión para mirar al niño a los ojos, hablarle dulcemente y mostrarnos tranquilos, para que se sienta acogido y seguro con nosotros. Un juego, una canción o unas palabras tiernas, acompañadas de una caricia o de un pequeño masaje en la barriguita, en los brazos... nos pueden ayudar a conseguir ese objetivo.
A veces, durante los primeros días de estancia en la Escuela, el niño rehúsa que le cambiemos, entonces, lo dejamos tranquilo y comunicamos a la familia que no se le ha cambiado para no incomodarlo (siempre claro, que el cambio no sea imprescindible).
Siempre que vamos a hacer alguna acción con el niño o niña, en este caso cambiarle los pañales, se lo comunicamos previamente.Después lo llevamos a la zona de cambio. Así, conseguimos que esté más cómodo. Si el niño camina, lo llevamos cogido de la mano, Aprovechamos el momento y le cantamos una canción que haga referencia al cuerpo, también modificamos un poquito la canción y le incorporamos el nombre del niño...
Ejemplo de canción:
"A Pedro como era calvo"

A Pedro como era calvo,
le picaban los mosquitos
y su padre le decía:
-Ponte el gorro, Periquito,
que te pican los mosquitos