miércoles, 7 de abril de 2010

DISFRUTA CON TU BEBÉ DEL BUEN TIEMPO Y LA NATURALEZA.

La naturaleza tiene algo que hipnotiza a tu bebé, y una valiosa y sutil información sobre cómo funcionan las cosas. Sal cada vez que sea posible al campo y aprovecha los mil y un estímulos que ofrece cada estación para pasar un buen rato juntos. Te damos unas sugerencias, pero seguro que a ti se te ocurren muchas más:

¡ CUANTAS FLORES!
Hacer un ramo de flores, sobre todo si podemos cogerlas nosotros mismos del campo, puede convertirse en una extraordinaria aventura que nos permitirá jugar con todos los sentidos. Da un paseo por el campo con tu bebé, elige las plantas que te gustan y agáchate para cortar las escogidas (él subirá y bajará con nosotros, le parecerá apasionante y de camino desarrollará su equilibrio y la relación entre la vista y el oído). Elige algunas plantas de hojas verdes y muchas flores variadas, todas las que puedas, y dáselas a oler a la vez que le cuentas historias sobre flores, seres del bosque o sobre el ramo que haréis.


EXPERIMENTAMOS CON EL AGUA.
Si la miras, el agua de la fuente no es dos veces igual. Pero siempre es agua fresquita en pequeñas dosis que puede darnos mucho juego. Acerca al niño a la fuente y observa su reacción: ¿Le interesa, o no le interesa en absoluto? ¿Quiere meter la mano enseguida, o se queda hipnotizado mirando o escuchando? La forma en que nuestro bebé se relaciona con cualquier objeto nos habla mucho de su carácter. Observa a tu hijo y permítele ponerse en contacto con esta pequeña fuente de agua. Ahora que hace buen tiempo, salpícalo un poco… ¿Se enfada, se asusta o se ríe? ¿Es irritable? Con cariño, juega un poco más con el agua aunque no le guste demasiado, para incrementar su tolerancia a la dificultad o al contratiempo. Jugar con agua es uno de los grandes juegos de la infancia, y le ayuda a liberar sus emociones.


JUGAR A COLUMPIARSE
Elige dos árboles cerca el uno del otro, de tronco grueso. Con una soga fuerte y un cojín construye un columpio. Cuando el bebé está a punto de alcanzar el año puedes sentarlo en tu regazo y pedirle que él mismo se abrace a nuestro cuello, para meceros suavemente juntos. Hay niños que están más acostumbrados a agarrarse y otros menos, dependerá de su fuerza. En última instancia siempre puedes sujetarlo tú y no despegar los pies del suelo. Cántale tu canción favorita a la vez que te balanceas con él. El balanceo estimula la memoria y el equilibrio.

Autora: Lidia García-Fresneda.
FUENTE: Revista Ser Padres Digital

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