jueves, 26 de noviembre de 2009
SI QUERÉIS DARLE UNA SORPRESA A LOS NIÑOS...
Si queréis darle una sorpresa a los niños, id a esta página de la casa CEFA, y podréis preparar un pequeño video de los Reyes Magos o de Papá Noel, donde podréis poner el nombre del niño, su edad, lo que le gusta y lo que no... y luego una vez terminado, podréis ver como son los Reyes o Papá Noel los que se dirigen al niño, llamándolo por su nombre, diciéndole la edad que tiene, comentándole lo que ha hecho bien este año y en lo que tiene que mejorar... ¡ Se van a quedar de una pieza!....¡ Los Reyes Magos saben su nombre...!!!!
navidadessorprendentes.com
miércoles, 25 de noviembre de 2009
¿QUÉ JUGUETES COMPRAMOS PARA REYES?
Orientaciones a la hora de elegir juguetes
1- El juguete debe ser deseado por el niño/a.
2- Que sea seguro. Debe estar confeccionado con materiales que no se astillen o sean cortantes si se rompen. Los colores han de ser sólidos y no tóxicos. Cuanto más pequeño es el niño/a más grandes deben ser los juguetes.
3- Debemos comprarlos adecuados a su edad pensando, siempre, en la finalidad y actitudes que desarrollan en nuestros hijos.
4-Tengamos en cuenta su personalidad: un niño/a retraído necesitará juegos socializadores (varios jugadores); a un niño/a hiperactivo/a le resultarán adecuados juegos de atención, artísticos, etc...
5- Que sea simple. Esto aumentaría la gama de usos que se pueden hacer de él. Desarrollando su fantasía y su capacidad simbólica.
6- No comprarlos para satisfacer un capricho momentáneo del niño/a.
7- Generalmente no deben ser utilizados para premiar o castigar a un niño/a.
8- Debemos tener en cuenta que el exceso de juguetes mata la fantasía y produce aburrimiento. Los niños necesitan pedir ante todo.
9- Conviene instruir a los familiares para que no regalen juguetes de forma indiscriminada.
10- El mejor juguete no es necesariamente el más caro...
Los peores juguetes
-Los que no cumplen las normas de seguridad básicas: comprueba que lleva el sello de la CEE, que no se astillen, no desprendan colores, etc. y, en su caso, que indiquen "apto para menores de 36 meses".
-Los que incitan directamente a la violencia, a la práctica de hábitos poco saludables, a la discriminación en razón de etnia, cultura, sexo, etc.
-Los que resultan poco prácticos: difíciles de guardar, necesitan recambio constante, la pérdida de una pieza los inutiliza, etc.
-Los inadecuados para niños a los que van destinados: no responde a sus intereses o gustos, a su edad, o a las posibilidades de juego que le ofrece el lugar en el que vive.
Malos juguetes pueden matar
A la hora de comprar y regalar un juguete, es aconsejable seguir algunas pautas:
- Presta atención a las etiquetas que presentan los juguetes. Obligatoriamente, ellas deben indicar la marca “CE” que significa que el producto es cumple las normas de seguridad de la Comunidad Europea, el nombre y la marca del producto, la razón social y la dirección del fabricante o importador, las instrucciones y advertencias de uso, y en caso de juguetes eléctricos, deben especificar su potencia máxima., la tensión de alimentación que necesitan y su consumo energético.
- Déjate orientar por las informaciones que contiene la etiqueta en cuanto a la edad para la cual está aconsejado el uso del juguete.
- Si compras una muñeca o peluche, comprueba que los ojos, las orejas, etc. estén bien seguros.
- Si compras cometas u otros juguetes voladores, que lleve una advertencia de que no debe ser utilizado cerca de las líneas eléctricas. Si compras juguetes náuticos, que haya consejos de que no se puede utilizarlo en el agua, y siempre bajo la supervisión de un adulto. Juegos con experiencias químicas, dirigidos a mayores de 10 años, deben contener advertencia de que contienen sustancias peligrosas.
- Fíjate que en la caja del juguete aparezca la marca “CE”, que significa que el fabricante cumple las normas de seguridad exigidas por la Comunidad Europea.
- Presta atención a las instrucciones y advertencias de los cargadores de baterías. Algunos carecen de mecanismos para prevenir recalentamiento. Las pilas también pueden ser causa de graves accidentes.
- Los juguetes que utilizan corriente eléctrica deben tener un enchufe de seguridad. - Evita juguetes que tengan bordes afilados, cortantes, o puntas, principalmente para los niños menores de 8 años.
- Observa que el “pito” de los juguetes de goma que suenan, no pueda desprenderse y ser tragado. Debe estar fabricado todo en una sola pieza.
- Tenga cuidado con los juguetes que se parecen a comida de verdad. Los niños pueden intentar comérselos.
- Para los niños menores de seis años, evita juguetes que contengan piezas pequeñas. Ellas pueden causarle atragantamiento. El juguete debe ser lo suficientemente grande como para que no pueda ser tragado.
- Los juguetes para bebés deben estar fabricados con materiales que no rompan. Materiales pintados o barnizados deben ser evitados.
- Los juguetes sobre ruedas, patinetes o patines, deben ser acompañados de un casco y de un equipo de seguridad adecuado al tamaño del niño
- Los juguetes con proyectiles no están indicados a los niños pequeños. El uso inadecuado de esos juguetes podría causar serias lesiones a los ojos.
- La tarea de cargar las baterías de un juguete debe ser siempre supervisada por un adulto. No permita que su hijo pequeño maneje pilas, o adaptadores.
- Una vez se abran los regalos, desecha todas las envolturas plásticas para evitar a que se conviertan en malos artículos para jugar.
JUGUETES POR EDADES
0-6 MESES: Necesita juguetes que le ayuden a descubrir su cuerpo y a distinguir diferentes texturas, formas y colores. Los sonajeros, móviles de cuna, muñecos de goma, mordedores, alfombras con actividades, etc.
7-12 MESES: El bebé empieza a explorar los objetos y a reconocer voces. Pelotas de diferentes tamaños y texturas, muñecos de trapo, juguetes sonoros, tentetiesos, balancines y andadores, gimnasio de actividades, cuentos plastificados para el baño, y de tela para ver con papá y mamá. Juguetes con espejo para poder mirarse y reconocerse. Juguetes que fomenten el desarrollo de su pensamiento: por ejemplo, los que tienen botones que al apretarlos, suena .
13-24 MESES: Los niños/as saben andar y reconocen las propiedades de los objetos. Los cubos para encajar y apilar, las bicicletas con ruedas y los coches, animalitos, teléfono, cuentos de hojas duras, cuadernos con pegatinas para pegar y despegar, ensartables, encajes, cocinita, si aún no anda bien: correpasillos y andadores. Le encantarán los juguetes para golpear, lanzar, meter y sacar, apilar, hacer torres..
2-3 AÑOS: Empiezan a sentir curiosidad por los nombres e imitan escenas familiares. Triciclos, palas, cubos, rompecabezas, ceras para colorear gruesas y con forma triangular para poder cogerlas bien, plastilina blandita, teléfonos , muñecas y sus complementos: cuna, biberones, cochecitos, cocinita, supermercado, disfraces, encajes, ensartables, puzzles, libros de cuentos, cuadernos con pegatinas para pegar y despegar, tableros de cosido, aparato de música, mesita y silla para trabajar y jugar.
viernes, 20 de noviembre de 2009
RASGOS QUE DEFINEN EL CARACTER
El modo de ser de un niño está condicionado por el ambiente que le rodea, las experiencias que tiene y la forma en que se le trata. Sin embargo, hay una parte de la personalidad que traemos con nosotros al nacer, que permanece a lo largo de la vida y que se manifiesta con independencia del trato y educación.
Es lo que se llama temperamento. De esto podemos sacar dos consecuencias:
- Los padres de un niño difícil no deben culparse pensando que se debe a que ellos lo están haciendo mal.
- Lo que vale para un niño puede no valer para otro. Así que habrá que tratarles de forma distinta.
Nueve rasgos que definen el temperamento de los niños
1. Nivel de actividad
Si el niño es muy activo, habrá que darle muchas oportunidades para moverse. Necesita espacio, tanto dentro de casa como fuera de ella. Con este tipo de niños hay que procurar reducir, en la medida de lo posible, las salidas largas que les obliguen a estar mucho tiempo quietos. Y si no consigue parar ni un minuto, es mejor sacarle de la situación que intentar que se tranquilice. No es que se porte mal, es que es así. Cuando madure se adaptará mejor, pero por ahora no puede controlarse. Si nosotros somos tranquilos, quizás soportemos peor a un niño muy activo. Pero pensemos que tendrá sus ventajas cuando crezca.
Si, por el contrario, el niño es tranquilo y nosotros somos muy activos, puede extrañarnos o frustrarnos su pachorra, pero es mejor aceptarle como es y disfrutar de las ventajas de su modo de ser. Digamos para terminar que un verdadero exceso tanto de actividad como de pasividad puede indicar problemas.
2. Regularidad
Se refiere a la regularidad de funciones biológicas como el hambre, el sueño o las deposiciones, entre otras.
- Los niños muy regulares facilitan a los padres la organización del día, aunque también, como contrapartida, es difícil cambiar sus rutinas ante viajes u otros imprevistos.
- Los irregulares comen o duermen mal hasta que los padres se dan cuenta de que les falta un ritmo estable. Conviene imponerles suavemente un horario. Acostarse y comer a horas fijas les hará sentir que la vida es predecible, aunque sus ritmos internos no lo sean. Estos niños pueden tardar más en aprender a controlar el pis y la caca, por lo que hay que ser especialmente tolerantes con ellos.
3. Adaptabilidad
Los niños que se adaptan fácilmente a los cambios son una bendición, pero los padres deben recordar que, como todos los de esta edad, también ellos necesitan estabilidad y rutinas.
Para los que soportan mal los cambios, lo mejor es mantener lo más posible las rutinas diarias. Pero como un cierto nivel de cambios y novedades es inevitable y hasta conveniente, el truco está en graduar esos cambios. Las comidas nuevas, por ejemplo, se harán poco a poco y de una en una. Si les damos oportunidades fáciles y frecuentes de probar cosas nuevas, les ayudamos a tolerar mejor los cambios.
4. Reacción a la novedad
La facilidad de algunos niños para aceptar personas y situaciones nuevas allana muchas dificultades, aunque el problema puede ser su excesiva sociabilidad con extraños o la tendencia a alejarse solos. Los que se retraen no han de ser presionados por ello, sino todo lo contrario: conviene prepararlos y darles su tiempo. Es fundamental informarles de antemano de los cambios y circunstancias nuevas. Tenemos que comprenderles en este rasgo de su carácter y no hacerles sentir que los valoramos menos por eso.
5. Intensidad de reacción
Es la intensidad con la que el niño expresa sus emociones. Se manifiesta, por ejemplo, en la fuerza de su risa y de su llanto.
- Con los niños más intensos, hay que distinguir, por ejemplo, cuándo se les ha de consolar porque su desesperación está justificada, o cuándo hay que ignorarles porque sus estallidos de rabia son más teatrales.
- Con los niños más suaves, el peligro puede estar en que sus necesidades resulten ignoradas. Si no arman jaleo y no protestan, puede que no reciban la atención que merecen. Hay que diferenciar los matices más sutiles con los que expresan sus sentimientos y animarles a ser más firmes y hacerse valer.
A esta edad, la atención es inestable, pero mientras algunos niños pasan de una actividad a otra en menos de un minuto, otros pueden dedicarse a un objeto o actividad durante cinco, diez, quince minutos e incluso más.
- Los más inestables necesitan que les acompañemos en sus juegos, les hablemos sobre ellos y les animemos a persistir. No es bueno ofrecerles demasiados juguetes a la vez.
- Los más persistentes tienen más autonomía para pasar ratos entreteniéndose solos. Como contrapartida, será más difícil distraerles cuando se empeñen en hacer o tocar algo que no deben.
7. Distracción
- La gran actividad y capacidad de distraerse de muchos niños de un año lleva a muchos padres a pensar que su hijo es hiperactivo, circunstancia difícil de diagnosticar a una edad tan temprana. En cualquier caso, siempre conviene mantener a su alrededor un ambiente tranquilo, bajo en estímulos. Tienen la ventaja de que es fácil hacerles pasar de una actividad a otra sin que se opongan (del baño a la cena, por ejemplo).
- Los más difíciles de distraer pueden ser más testarudos y oposicionistas, por lo que conviene avisarles con antelación de los cambios. Por contra, son más autónomos.
8. Sensibilidad sensorial
Los niños muy sensibles reaccionan con fuerza a las variaciones (incluso las más leves) de sabores, texturas, luces, olores y temperaturas, con lo que son más propensos a las manías. Como contrapartida, más tarde serán personas muy detallistas y sensibles. Por ahora no les torturemos imponiéndoles muchos más cambios de los que pueden soportar.
Los que tienen un nivel bajo de este tipo de sensibilidad dan muchos menos problemas, aunque como toda cara tiene su cruz, también se darán menos cuenta de si necesitan un cambio de pañales o de si una ropa áspera les irrita la piel.
9. Tipo de humor
En unos predomina la alegría, en otros la seriedad y en otros el enfado. Es muy fácil descubrir de qué tipo es nuestro hijo:
- Los alegres son una delicia, pero conviene estar alerta para ver cuándo tras sus sonrisas hay alguna frustración o malestar, ya que no lo expresan tan fácilmente como los malhumorados.
- Con aquellos en los que predomina el mal humor hay que echarle filosofía para admitir este detalle como una característica suya y no culparles ni culparnos (salvo que ese mal humor responda a alguna causa ambiental que esté afectando a su vida).
- A los serios hay que hacerles sentir que los queremos y valoramos como son, que nos parecen encantadores sin que necesiten hacer monerías todo el rato.
Por: Luciano Montero, psicólogo.
fuente: Revista digital SER PADRES
jueves, 12 de noviembre de 2009
LOS MIEDOS
Los niños pequeños ven terribles amenazas donde los adultos vemos cosas de lo más normales. Tengamos en cuenta que el miedo es un necesario y saludable mecanismo de los seres vivos para protegerse de estímulos desconocidos y potencialmente peligrosos. Y si encima esos fenómenos se acompañan de una estimulación intensa (ruido fuerte, colores estridentes, movimiento brusco, demasiada gesticulación...) es normal que el niño los perciba como amenazadores y reaccione con intensidad.
Cierta capacidad de miedo tiene una función positiva y protectora. Un niño debe tener miedo al tráfico de coches y al fuego, por citar dos temores útiles. Luego hay una serie de miedos más o menos fantásticos, que aparecen en todos los niños y que normalmente desaparecen al cabo del tiempo: miedo a ser devorado, a la oscuridad, a los personajes de ficción...
Hay que ser comprensivos
La actitud de los padres ante estos miedos infantiles es importante. No hay que regañarles por tenerlos, y no debemos burlarnos. Tampoco podemos confiar demasiado en que las explicaciones lógicas les tranquilicen, aunque no debamos renunciar a dárselas ("los monstruos no existen"). Así que debemos admitir que estos miedos son normales, permitirles expresarlos y ofrecerles nuestra atención y nuestro cariñoso apoyo.
Necesitan sentirse queridos
Al expresar sus miedos y recibir una respuesta cariñosa y tranquilizadora de sus padres, el niño cubre una necesidad básica, la de saber que no está indefenso ante los peligros, reales o imaginarios, y que puede encontrar abrigo frente a ellos. También hay que alentarle para superar el miedo, elogiándole por ello (¡qué valiente!). Hay que darle protección, pero también dejar que se aventure, en esta edad de intensa curiosidad y exploración.
Pero, ¿cómo actuar en cada caso concreto?•
Miedo a la oscuridad
En realidad es miedo a quedarse solo ante lo desconocido y sin el amparo de papá y mamá. Lo sufren la mayoría de los niños.
Es mejor no dejarles solos llorando en su habitación, desapareciendo hasta la mañana siguiente con la idea de que ya se les pasará, porque con ello confirmamos su temor al abandono. Y en vez de acostumbrarles a la oscuridad, lo que estaremos provocando es que le tengan más miedo. No conviene que los llevemos a nuestra cama ni que nos quedemos con ellos toda la noche. Lo que sí podemos hacer es volver a su cuarto de vez en cuando para que comprueben que seguimos ahí, pero tratando de ampliar progresivamente los ratos que son capaces de permanecer solos antes de dormirse. La puerta abierta, una luz en el pasillo o un peluche que les acompañe también serán de ayuda.
A los extraños
Ante personas desconocidas o a las que ha tratado muy poco, el niño reacciona aferrándose a papá o a mamá. No tiene nada de extraordinario y no hay que enfadarse por ello.
Hay que entender que si una persona se acerca repentinamente al niño y pretende tocarle o cogerle, este lo rechace. Incluso cuando llegan los tíos o los abuelos puede aparecer esta reacción. No hay que tomárselo a mal, sino respetar la distancia y el ritmo que el niño necesita. Lo que procede es un acercamiento progresivo, sin forzar la cosas y dando tiempo al tiempo.•
A personajes disfrazados
Se supone que los payasos son los amigos de los niños, pero a veces, a los más pequeños, maldita la gracia que les hacen.
Y es que sus maquillajes, sus movimientos, sus voces, sus ropajes y zapatones no siempre son bien digeridos por los chiquitines. En cuanto a sentarse en las rodillas de un Rey Mago, resulta demasiado fuerte para algunos niños. No les forcemos más allá de donde deseen, respetemos las distancias que necesiten y, si aun así lo pasan mal, dejemos circos y cabalgatas para uno o dos años más adelante.•
A los ruidos fuertes
Los electrodomésticos (la batidora, la aspiradora) pueden ponerles los pelos de punta.
También pueden temer a los cohetes o a los truenos. Pero es que a algunos también les asusta el teléfono, que suena a traición y en momentos inesperados. Hay que evitar en lo posible los sonidos fuertes, pero como no siempre es posible, podemos invitar a nuestro hijo a pasar juntos el aspirador, a conectar y desconectar su interruptor para que esa sensación de control le ayude a perder el miedo al ruido. Cuando haya tormenta empecemos por estar nosotros relajados y alegres, pongámonos juntos al lado de la ventana para contar los truenos y los relámpagos...
A los animales
A esta edad los niños se dan cuenta de que algunos animales son amenazadores, aunque no saben distinguir cuáles.
Los que no sean especialmente miedosos ni hayan tenido experiencias negativas, perderán su miedo sobre los cinco o seis años. Mientras tanto, podemos permitir que el niño observe a los animales a distancia si no desea su proximidad, sin forzarle a ella. Pero es bueno que vea cómo otros adultos y niños interactúan con perros y gatos. Si aceptan acercarse en nuestra compañía al animal, perfecto; en caso contrario, no les forcemos.
La Bruja, el coco...
No debemos utilizar sus miedos para controlarles:"Como no te portes bien, te dejo solo".
Tampoco debemos recurrir a personajes fantásticos o terroríficos para logra que nos obedezcan, ya que su rica fantasía confunde ficción y realidad. El "coco", la bruja y similares prenden con gran facilidad en la mente de los niños, incluso sin que el adulto lo pretenda. Si les decimos que si no se duermen vendrá el coco y les comerá, realmente lo creerán... y no podrán dormir del temor. Querer controlarles con ese fácil recurso es una práctica insana que puede crearles verdaderos terrores desbordados e incontrolables.
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Por: Luciano Montero, psicólogo. Fuente: Revista Ser Padres.
jueves, 5 de noviembre de 2009
¿DEBEMOS CEDER ANTE LAS RABIETAS DE LOS NIÑOS?
Existen muchas formas de manejar las rabietas de los niños, pero ceder y hacer o que quieren no es la solución. A veces, esta actitud se convierte en la manera que tiene el pequeño de conseguir lo que quiere y por eso, hay que aprender a ignorarlas.
Cómo actuar ante una rabieta
- No debes dejarte coaccionar por las rabietas de tu hijo, que son una actitud completamente normal a esta edad.
- Si te resulta difícil ver a tu hijo con una pataleta y no hacer nada, aléjate hacia el otro extremo de la casa.
- Hay que permanecer impasible mientras dura el berrinche. Cuando termine, hay que recibir al niño como si no hubiese pasado nada.
- Una vez pasado, no menciones en incidente, dando al niño la ocasión de congraciarse y de recibir algún elogio por el buen comportamiento que tenga.
Si cedes, el niño considerará que ha ganado
- Cada vez que cedas ante un berrinche, estarás recompensando al pequeño y esto hará que la conducta del pequeño se repita a menudo.
- Si te lo tomas como algo normal y no haces especial caso a este tipo de actitudes, te darás cuenta de que las pataletas de tu hijo cada vez serán menores.
- Esta etapa es una fase temporal del desarrollo del niño y termina pasando con el tiempo.