martes, 4 de diciembre de 2012

ENTRE LOS REGALOS DE NAVIDAD. UN LIBRO

Llegan unas fechas en las que todos nos calentamos la cabeza con los regalos navideños y de Reyes, y es que queremos acertar, y sobre todo, queremos que los niños se diviertan, pero siempre tenemos la duda de si lo que hemos comprado será adecuado a la edad de nuestros hijos.
Ante todo, debemos dejarnos aconsejar por los expertos si tenemos muchas dudas, pues los niños "se piden" todo lo que ven en la tele, en los catálogos de publicidad de las grandes superficies,... y, lógicamente desconocen hasta que punto ese juguete puede ser realmente divertido o educativo.
En algunas tiendas como Imaginarium, las dependientas te asesoran bastante bien. También lo juguetes llevan en una zona de su embalaje la edad adecuada, esto nos puede servir de pista.
Desde la Escuela, no nos cansamos de aconsejar a los padres que, además de los juguetes, no se olviden de regalar a los niños algún libro o cuento adecuado a la edad del niño.
Si tenemos que aconsejaros alguno, y sobre todo pensando en nuestros alumnos: hasta los 3 años, hay algunos cuentos que les chiflan a los niños, sobre todo si los cuentos son interactivos, es decir, si pueden abrir y cerrar ventanitas, puertas, llevan muñecos con los que jugar en el cuento, hacen sonidos, se despliegan...etc.
De este tipo tenemos...
EL POLLO PEPE. Editorial SM. Este les encanta pues al pasar cada página se despliega una parte del cuento.

PAPA NOEL. Ed. Usborne. Es muy divertido pues incluye un pequeño Papá Noel con el que recorrer las escenas del cuento.

LOS TRES CERDITOS. Ed.Macmillan. Es el cuento clásico pero con un teatrillo, con decorados y personajes para escenificar el cuento, lo cual ayudará a los niños a desarrollar su lenguaje y su imaginación.

¿DONDE ESTÁ?. Eva M.Ares. "La Granja". Es con solapas y muchas sorpresas, y perfecto para desarrollar la memoria y la imaginación.
Estos son solo algunos ejemplos de los muchos que podéis encontrar en el mercado.
Ya sabéis papis... en la carta de los Reyes Magos, que no falte un libro siempre, nos aseguraremos así de que a nuestros niños les guste la lectura, y en el futuro sean buenos estudiantes sin faltas de ortografía.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA VUELTA A LAS RUTINAS

 Poco a poco.

  • Aunque las rutinas no son nuevas, no podemos volver al orden establecido de un día para otro.
  • Para sentirse sanos, equilibrados y felices, los niños tienen que estar en consonancia con sus ritmos biológicos.
  • A finales del verano las horas de dormir, de comer o el tiempo que pasamos juntos ha variado con respecto al del invierno.
  • Necesitamos crear un periodo de adaptación. Hay que ir poco a poco encauzando los ritmos de nuestro hijo hacia un horario que podamos compartir con él, y que podamos aplicar todos los días durante los meses fríos.

¿Cuándo y cómo hacerlo?

Necesitaremos al menos un par de semanas. La vuelta a las rutinas tiene sus propias claves:
  • Anticiparle los cambios: con dos años es pequeño, pero le interesa todo lo que atañe a su vida. Le podemos decir que nos vamos a acostar antes, a levantar más temprano, o que vamos a empezar a ir al cole. Es importante hacerle partícipe del cambio.
  • Introducir los cambios de uno en uno o de dos en dos, ya que las rutinas no son totalmente nuevas. Como son un "recuerdo", no tardará tanto en integrarlas, pero aún así es importante respetar el tiempo de adaptación a cada cambio. Puede tardar desde un día hasta una semana.
  • Hacer los cambios de forma progresiva: si en verano se levantaba a las 10 h. no podemos despertarlo a las 7 h. de un día para otro. Deberíamos tomarnos nuestro tiempo: levantarle unos días a las 9 h., otros a las 8 h... para finalmente llegar al objetivo.

¿Por dónde empezar?

La hora de levantarse, la de acostarse, las comidas... ¿Qué orden tenemos que seguir para recuperar las rutinas y horarios habituales?
1. La hora de irse a la cama. Es lo primero que deberíamos cambiar. Para volver a acostarse antes, organizaremos una cansada tarde de actividades, la puerta de entrada a un sueño feliz. Si le acostamos más temprano, también podremos levantarle antes.
2. La hora de levantarse. Es la consecuencia de la hora a la que acostemos al pequeño. Es importante que sus horas de sueño sean de calidad y que el sueño dure más o menos lo mismo. Nunca menos.
3. La hora de la comida. Horarios y tiempo de comida, lugar, forma de hacerlo, menú... todo ha podido cambiar durante el verano. La hora de la comida es mejor integrarla directamente, sin transiciones.
4. La hora de entrar a la guardería. Si el pequeño va a la guardería, es mejor llevarle una semana antes e ir dejándole más horas conforme avanza la semana. Si esta adaptación la podemos realizar en dos semanas será una transición aún más tranquila para el niño.

Recuperar los rituales de la comida y el sueño

Nos encontramos con dos hábitos que es importante apuntalar bien: la comida y el sueño. Lo más probable es que durante el verano hayan cambiado, y no solo de horario... También de ritual. Hay que establecer los nuevos rituales, que se parecerán mucho a los que quedaron abandonados al principio del verano. Asentar los hábitos de comida y de sueño será nuestro principal apoyo para volver a la dinámica de los días de trabajo:
  • Para recuperar la rutina de la comida es importante establecer un ritual bien claro. Por ejemplo: el anuncio de la comida (¡a comer!), lavarse las manos, sentarse en su silla y ponerse su babero, sentarse todos a la vez, no permitir levantarse de la mesa y comer tranquilamente pero sin pausa. Relajados, pasándolo bien... pero respetando nuestras propias reglas.
  • Quizá los hábitos también han cambiado a la hora de dormir, aunque es menos probable. Dormir también requiere su ritual: ¿baño, pijama, cena, cuento, cama? ¿Con su osito esperándonos en la almohada y el cuento elegido entre ambos? ¿Con música relajante mientras leemos el cuento? Nosotros diseñamos lo que mejor le va a nuestro hijo, pero es importante que todos los días repitamos los mismos pasos, a la misma hora.
Autor: Iván Moreno.
Asesora: Mari Carmen Moreno Hernández, profesora de Educación Infantil. 

Publicado en Revista Ser Padres.

domingo, 13 de mayo de 2012

El lenguaje a los 2 años


A partir de los 12 meses, los bebés comienzan a pronunciar sus primeras palabras y, desde ese momento, su evolución es tan rápida que a los 3 años ya forman frases completas y pueden comunicar cualquier emoción, deseo, problema....
Hacia los 2 años, los niños tienen un vocabulario bastanta amplio, que van mejorando día a día con las palabras que oyen a su alrededor. Se pasan el día escuchando y reproduciendo lo que oyen, por eso debes tener cuidado delante de él con tus palabras, evitando las que son malsonantes y que no quieres que luego repita.
A partir de los 2 años, empieza a desarrollar el pensamiento simbólico, lo que le permite comprender el concepto abstracto de algunas ideas sencillas.
Comienza a hacer frases de varias palabras e incorpora los pronombres, aunque aún no tiene muy clara su identidad respecto a los demás y habla de sí mismo en tercera persona. También emplea adjetivos y determinantes, forma frases con sujeto y predicado y empieza a conjugar los verbos.
Cuando se acerca a los 3 años su avance es vertiginoso. No para de hablar, de preguntar, de cuestionar todo. Su vocabulario ha aumentado hasta las 1.000 palabras y sus frases son más largas y correctas.
Ya es capaz de memorizar y reproducir canciones, cuentos, poemas,...
PARA FOMENTAR EL DESARROLLO DEL LENGUAJE, DEBES:
- Hablarle siempre, desde bebé, contarle lo que haces y preguntarle lo que ha hecho él durante el día.
- Leerle cuentos.
- Dejarle tiempo para expresar sus ideas, no le metas prisa, ni acabes tú sus frases.
- Alabarle cuando use una palabra nueva correctamente.
- Corregirle sin que se dé cuenta, es decir, repitiendo después de él la palabra que ha dicho mal de forma adecuada.
- Si estás leyendo esto, pero tu hijo aún no tiene 2 años, sino que es menor, no le hables en su "lenguaje", los adultos debemos hablarle a los niños, da igual si tienen 4 meses o 2 años, de forma correcta, no debemos hablarles usando sus palabras: "pipa", "tete", "pape"...., pues de esta forma lo único que conseguimos es ralentizar el aprendizaje del lenguaje.

jueves, 12 de enero de 2012

ESTIMULACION MUSICAL

 La música es siempre una experiencia agradable y por eso la relacionamos con algo lúdico y divertido. La música ejerce una gran influencia en los niños, y cuanto más pequeños sean éstos, mejor, pues aumenta la capacidad de concentración, desarrolla la sensibilidad y la memoria, ayuda a expresar sentimientos, a desarrollar el habla y estimula la expresión corporal.
Se ha demostrado que existe una estrecha relación entre la música y la facilidad para aprender matemáticas y otros idiomas, favorece la actividad cerebral completa, fomenta las habilidades de escritura y lectura, entre otras muchas cosas.
La música activa el funcionamiento multisensorial de nuestro cerebro y en el inicio de su desarrollo esto es clave.
En los niños, las neuronas están aún por conectar, los circuitos no están contaminados y son vulnerables y sensibles al aprendizaje. A través de la música es posible desarrollar su inteligencia, despertar su sensibilidad y acrecentar sus vínculos afectivos.
Son muchos los pedagogos musicales que han puesto de relieve el valor de la música impartida desde los primeros momentos de la vida como apoyo sensorial para el posterior aprendizaje.