Alrededor de su primer año de vida, tu hijo vive una etapa llena de descubrimientos. Observa y estudia todo lo que le rodea, su forma y su lugar en el espacio. Aunque ya puede discernir e identificar los objetos según su color predominante, aún necesitara tiempo para memorizar y nombrar los distintos tonos.
Por lo tanto no debes alarmarte si tu hijo se empeña un día en decir que su pelota es roja y al día siguiente que es amarilla. Para los niños de esta edad asociar el nombre de un color concreto a un objeto es aún complicado de entender. Son conceptos abstractos que tardará en asimilar. Si bien tú , en casa, puedes ayudarle a establecer las bases de este aprendizaje.
Para enseñarle los colores conviene comenzar a hacerlo de uno en uno, de forma progresiva y lógica, empezando por los primarios: azul, rojo y amarillo. El siguiente paso será asimilar los conceptos de claro y oscuro, y más adelante los colores secundarios.
Sin duda el color rojo es el más llamativo y atractivo para el pequeño y por lo tanto el más fácilmente reconocible. Elige este color para llamar su atención. Hazle saber que su coche es rojo y es muy bonito, como los tomates y las rosas. Así le haremos ver el coche que es rojo y el coche que no lo es. Una vez aprendido este concepto, ya puedes añadir un color más.
En tus conversaciones con él, acostúmbrate a añadir junto al nombre de cada cosa el color que le acompaña (toma el lazo rosa, doblo el pantalón marrón,...) , también puedes pedirle cosas según su color: ¿me das el rotulador verde?, en lugar de hacerlo así: ¿de qué color es este rotulador?.
También el momento de la comida es perfecto para enseñarle los colores de una forma amena. Nombrad los alimentos y sus colores. Otros juegos pueden ser: guardar en una caja distintos objetos de colores y pedirle que los saque según su nombre y color, o el cásico y sencillo juego del "Veo-Veo".
Fuente" TodoPapás"
sábado, 26 de octubre de 2013
domingo, 13 de octubre de 2013
COMO ENSEÑARLE A GATEAR
La etapa del gateo llega cuando los niños son capaces de desplazarse a cuatro patas, para algunos niños a partir de 6 meses, aunque muchos lo harán meses después y algunos nunca. Cada niño progresa a su ritmo.
El bebé, para gatear, tendrá que ser capaz de girar tumbado sobre si mismo, de levantar la parte superior de su tronco y cabeza ejerciendo fuerza con las manos en el suelo, de mantenerse sentado sin ayuda, etc.
A partir de ahí, su propia curiosidad le empujará a trasladarse para alcanzar todo aquello que llama su atención. Primero seguramente, lo hará arrastrándose, luego subirá las rodillas hacia la barriga cuando está boca abajo, y sentado se inclinará para coger cosas.
El gateo le va a aportar muchos beneficios:
- Favorecer la coordinación mano-ojo.
- Ayuda a la integración sensorial y la madurez del sistema nervioso.
- Tonifica el cuerpo y fortalece los músculos.
- Estimula la psicomotricidad y el equilibrio.
- Potencia el sentido del tacto.
- Desarrolla la visión.
- Aprende a adaptarse a su entorno, a orientarse, a tomar conciencia del espacio, las distancias, los tamaños, etc.
Para estimular el gateo
- Dejadle solo sentado rodeado de juguetes. Sitúa algunos cerca de él y otros más alejados para que tenga que desplazarse a cogerlos.
- Ofrécele cosas para que las coja, pero de forma que tenga que moverse para alcanzarlas.
- Coge una toalla y enróllala formando un rulo, colócala en el suelo y pon al bebé sobre ella. La toalla debe quedar a la altura de su barriguita. Elévala suavemente para que el bebé quede a cuatro patas. Si se anima a andar, acompaña su marcha sujetándole el cuerpo con la toalla.
- Juega a la carretilla con el bebé. Si ya tiene fuerza suficiente en los brazos para sostener y levantar su cuerpo, cógele de los muslos y deja que camine con las manos.
- Coloca obstáculos en su espacio de juego para que tenga que sortearlos (cojines, rulos de espuma, peluche...)
- Juega con él a andar a gatas. Querrá imitarte.
Cuidado con los peligros de la casa.
Cuando empieza a gatear, tiene libertad de decidir qué coge, hacia dónde dirigirse y cualquier rincón de la casa o cualquier objeto aparentemente inaccesible es una tentación para él.
No debes prohibirle explorar, debes revisar el área donde va a estar gateando, para ello, lo mejor es ponernos en su lugar, tirarnos al suelo y observar desde esa altura la habitación, seguro que descubrimos enchufes que no están tapados, cajones que podemos cerrar con precinto, aristas y picos de muebles que son potencialmente peligrosos, etc.
sábado, 14 de septiembre de 2013
¿CUANDO EMPEZAR A APRENDER INGLÉS?
Numerosos estudios han demostrado que el mejor momento para la adquisición de los idiomas es entre los 0 y los 4 años. A estas edades, los niños tienen una gran capacidad, asimilan la lengua de una manera intuitiva y sin esfuerzo, por ello el aprendizaje es más eficaz. Cuanta más rica es la gama de frecuencias de sonidos que se le proporciona al niño en ese periodo de tiempo, más se estimulan las conexiones cerebrales que favorecen el aprendizaje de idiomas. Si desde el nacimiento se les habla en distintos idiomas, los peques conseguirán un dominio completo de los mismos. Es fundamental, por lo tanto, aprovechar las primeras edades para explotar la capacidad que nos brinda el cerebro de aprender varias lenguas.
Niños con más habilidades.
Como resultado, estos niños son más creativos, se muestran más atentos, más ágiles, tiene más facilidad a la hora de perfeccionar su habilidad lectora y desarrollan más la memoria y las habilidades para la resolución de problemas.
No importa que los padres hablen dos lenguas diferentes siempre y cuando el niño sea capaz de asociar a la persona con el idioma.
Cuando el bilingüismo no viene de casa, es decir, viene a través del centro de enseñanza, los peques no van a tener mayores problemas para comprenderlo. No importa qué lengua sea y, a pesar de que es diferente a la materna, bastarán con unos días para que la asimilen con total naturalidad. Eso sí, siempre tendrá un idioma que dominará a la perfección y con el que se sentirá más cómodo aunque los otros contribuirán mucho en su desarrollo posterior, llegando a entender, desde pequeño, más de un idioma.
No es recomendable obligar a un niño a que hable o demuestre lo que sabe en otro idioma. Lo importante, sobre todo al principio, es dejar que el niño se familiarice con la leengua ya que sin no, podría aparecer e rechazo. lo bueno es darle la opción, que tenga la oprtunidad de iniciarse y no forzarle.
Mediante la utilización de distintos juguetes, canciones o cuentos podemos facilitar el aprendizaje de los idiomas de una forma amena y entretenida, siendo éste uno de los mejores recursos para los peques, que además disfrutarán de ello con vosotros, los padres,
Fuente: www.todopapas.com
Niños con más habilidades.
Como resultado, estos niños son más creativos, se muestran más atentos, más ágiles, tiene más facilidad a la hora de perfeccionar su habilidad lectora y desarrollan más la memoria y las habilidades para la resolución de problemas.
No importa que los padres hablen dos lenguas diferentes siempre y cuando el niño sea capaz de asociar a la persona con el idioma.
Cuando el bilingüismo no viene de casa, es decir, viene a través del centro de enseñanza, los peques no van a tener mayores problemas para comprenderlo. No importa qué lengua sea y, a pesar de que es diferente a la materna, bastarán con unos días para que la asimilen con total naturalidad. Eso sí, siempre tendrá un idioma que dominará a la perfección y con el que se sentirá más cómodo aunque los otros contribuirán mucho en su desarrollo posterior, llegando a entender, desde pequeño, más de un idioma.
No es recomendable obligar a un niño a que hable o demuestre lo que sabe en otro idioma. Lo importante, sobre todo al principio, es dejar que el niño se familiarice con la leengua ya que sin no, podría aparecer e rechazo. lo bueno es darle la opción, que tenga la oprtunidad de iniciarse y no forzarle.
Mediante la utilización de distintos juguetes, canciones o cuentos podemos facilitar el aprendizaje de los idiomas de una forma amena y entretenida, siendo éste uno de los mejores recursos para los peques, que además disfrutarán de ello con vosotros, los padres,
Fuente: www.todopapas.com
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