miércoles, 24 de febrero de 2010

LA IMPORTANCIA DE LOS HABITOS

¿qué es un hábito? Un hábito es algo que no sabemos hacer, pero que, a base de repetición, aprendemos, por ejemplo, un hábito es lavarse los dientes con un cepillo, comer la sopa con la cuchara o aprender a vestirse solo.

En el desarrollo infantil integral, las rutinas y hábitos son elementos esenciales en su proceso de crecimiento.
Es cierto que las rutinas y hábitos son límites, pero también es cierto que todos los niños necesitan esos límites, ya que le proporcionan seguridad y confianza al saber que esperar dentro del hogar (un hogar libre solo les genera desconfianza e incertidumbre).

Todos los niños sin excepción necesitan que se les aplique límites, los cuales en este caso están representados por las rutinas o hábitos diarios, que a su vez le brindarán la posibilidad de ir desarrollando su sentimiento de responsabilidad a medida que los vayan incorporando.
Esos hábitos y rutinas debemos comenzar a incorporarlos desde temprana edad. Si esperamos a formarlos, cuando tenga los 4 o 5 años, nos resultará una tarea mucho más compleja.
¿Porque ocurrirá esto, si el niño está mas grande y comprende mejor? Pues la repuesta es sencilla, es mucho mas fácil incorporar buenos hábitos directamente desde pequeños que esperar a la edad escolar y tener que remover malos hábitos para incorporar luego los buenos hábitos.
Ahora, la otra pregunta seguramente será ¿y como los incorporamos? ¿Como hacemos para que aprendan esos buenos hábitos, modales y rutinas que necesitarán en el futuro para desenvolverse correctamente dentro de la sociedad? Pues simplemente, repitiendo una y otra vez los mismos, y principalmente de la manera en quelos niños aprenden todo: copiando. Si queremos que los niños tengan buenos hábitos, los padres deberán ser los primeros ejemplos de los mismos.



También resulta positivo explicarle la razón de las acciones, porque es bueno lavarse las manos antes de comer, cepillarse los dientes, bañarse, como influyen estas tareas en la salud, etc. En un comienzo será positivo ayudar al niño a realizar los mismos, para que luego comiencen a realizarlos solos.
Algunas rutinas a formar pueden ser saludar, ordenar su cuarto, sus juguetes, y a medida que vaya creciendo, horarios para las tareas, de las comidas, de la hora del baño, la hora de acostarse, etc.

La clave para todo esto es la constancia, la paciencia y la repetición. Tanto los hábitos como las rutinas, pueden tardar algunos meses en incorporarse, pero no por eso debemos decepcionarnos o pensar que es una tarea imposible.
Es claro que en algunas ocasiones deberemos ser flexibles y adaptar las rutinas a las necesidades del niño, sobre todo a medida que vaya creciendo y sus actividades y horarios puedan ir cambiando.
La tarea no será sencilla, pero los hijos son total responsabilidad de los padres, y si queremos que sean futuros integrantes de una sociedad, deberemos acompañarlos durante todo su crecimiento, con amor, tolerancia y sobre todo, con la conducta ejemplar de los padres.

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